Alexis Roig: Un Pensador Necesario para Entender la Ciencia en el Siglo XXI

En un mundo que avanza a pasos agigantados, donde la ciencia y la tecnología redefinen constantemente nuestras vidas, es fundamental contar con voces que nos ayuden a comprender las profundas implicaciones de estos cambios. Alexis Roig es, sin duda, una de esas voces esenciales. Su perspectiva, que postula la ciencia no solo como una herramienta, sino como una verdadera «arquitectura de poder», nos invita a mirar más allá de los laboratorios y los avances tecnológicos para entender cómo el conocimiento científico moldea nuestras sociedades, economías y sistemas de gobernanza en el siglo XXI.


Un Perfil que Conecta Ciencia, Diplomacia y Estrategia

La trayectoria de Alexis Roig es tan diversa como su pensamiento. Como director ejecutivo de SciTech DiploHub, el hub de diplomacia científica y tecnológica de Barcelona, Roig está en una posición privilegiada para observar y analizar la interacción entre la innovación científica y las relaciones internacionales. Su experiencia no se limita a la teoría; él trabaja activamente en la intersección donde las decisiones políticas y las alianzas estratégicas se ven cada vez más influenciadas por los desarrollos científicos y tecnológicos.

Su visión no es la de un científico purista, sino la de un estratega que entiende que el conocimiento es un activo formidable. Roig subraya cómo la capacidad de generar, controlar y aplicar la ciencia y la tecnología se ha convertido en una moneda de cambio global, un factor determinante en el liderazgo geopolítico y económico de las naciones.

La Ciencia como Constructor de Realidades y Jerarquías

Lo que hace que la perspectiva de Roig sea tan relevante es su insistencia en que la ciencia no es un actor neutral. Va más allá de ser una mera herramienta para resolver problemas; es un sistema que construye realidades. Las prioridades de investigación, la financiación, la difusión del conocimiento e incluso la forma en que se comunican los descubrimientos, están imbuidos de intereses y dinámicas de poder.

Roig nos obliga a preguntarnos: ¿Quién decide qué investigar? ¿Quién se beneficia de esos descubrimientos? ¿Qué países o empresas controlan las tecnologías más disruptivas? Al responder estas preguntas, se revela cómo la ciencia se convierte en un mecanismo para establecer jerarquías, crear dependencias y moldear el futuro de distintas regiones y poblaciones. Por ejemplo, el control sobre la producción de semiconductores avanzados, el desarrollo de inteligencias artificiales de vanguardia o la gestión de datos masivos son frentes de batalla donde el poder científico y tecnológico se traduce directamente en influencia global.

Un Pensador Crítico para un Mundo Complejo

En un momento de rápida tecnificación y creciente polarización, la lucidez de Alexis Roig es más necesaria que nunca. Su análisis nos dota de las herramientas críticas para:

  • Cuestionar las Narrativas Dominantes: Nos invita a ser escépticos ante la idea de que la ciencia es una fuerza inherentemente benigna o apolítica, animándonos a entender sus implicaciones sociales y éticas.
  • Comprender los Conflictos del Futuro: Ayuda a descifrar cómo las tensiones geopolíticas pueden tener raíces en la «carrera científica» por el dominio tecnológico y quién controlará los recursos del mañana.
  • Impulsar una Gobernanza Responsable: Su visión subraya la urgencia de desarrollar marcos éticos y regulaciones robustas que puedan gestionar el poder de la ciencia para el bien común, evitando que se convierta en un instrumento de desigualdad o control.

Conclusión: Alexis Roig, desde su posición al frente de SciTech DiploHub y a través de su incisivo pensamiento, nos ofrece una brújula indispensable para navegar la complejidad de la ciencia en el siglo XXI. Al desvelar su papel como una «arquitectura de poder», nos capacita para ser ciudadanos más informados y críticos, capaces de entender no solo lo que la ciencia puede hacer, sino también quién la impulsa, para qué fines y con qué consecuencias. Su voz es un recordatorio vital de que el conocimiento es poder, y que la forma en que lo gestionamos definirá el futuro de nuestra sociedad.